Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



domingo, 30 de septiembre de 2012

Del Poder de la Gracia para Llevarnos a la Obediencia...

En Glorious Ruin Tullian Tchividjian ejemplifica -citando al documental Buck- la superioridad de la Gracia sobre la Ley a la hora de llevarnos a la obediencia.
Toma por ejemplo el documental premiado en el 2011 'Buck', sobre el adiestrador de caballos Buck Brannaman.

Al principio del documental, se nos muestra que Buck y su hermano mayor fueron niños prodigios en el manejo de los lazos, con tours por todo el país haciendo su número con el lazo, apareciendo en televisión y participando en distintas competiciones.

Pero entonces descubrimos la escalofriante razón de su éxito, cuando Buck describe con todo detalle la terrorífica vida que pasaron en su hogar tras la muerte de su madre.
Si los chicos hacían un movimiento en falso en su actuación, su padre alcohólico les daba una paliza de muerte.

Era la encarnación de la Ley (O eres perfecto o estás muerto).

Al final, un entrenador de fútbol se percata de las heridas y ronchas a lo largo del cuerpo de Buck, e inmediatamente se pone en contacto con la policía.
Poco después los chicos eran llevados a una família de adopción.

En el documental, Buck comparte su primer encuentro con el padre adoptivo,

"Cuando llegué al rancho de mis padres de acogida tenía pánico de los hombres.
Mi padre de acogida se bajó de su furgoneta, y era tan alto.
Parecía hecho de cuero sin curtir y alambre de espino. Se dirigió a mí y me dijo 'Tú tienes que ser Buck'.

Nos dimos la mano, pero no podía ni abrir la boca. Hay que tener mucho miedo para no ser capaz siquiera de hablar, por eso simplemente me quedé ahí sentado, mientras mis rodillas temblaban.
Se dio la vuelta, volvió a su furgoneta, abrió la puerta

Y mi corazón se detuvo.
Pero él me tiró un par de guantes de piel de ciervo (Buck, en inglés), y dijo 'Toma, te harán falta'.
Eran preciosos y me encajaban a la perfección.
Nos pusimos manos a la obra y estuvimos toda la tarde levantando una valla.

Pero no me puse los guantes, porque eran un gesto de amabilidad...
No quería ponermelos para no romperlos. Me los guardé en mi bolsillo, y trabajé en los alambres con las manos desnudas".

En la vida de Buck, la Gracia hizo lo que la Ley nunca pudo hacer: un corazón deseoso de obedecer.
Por supuesto, porque es la 'Bondad de Dios lo que nos guía a arrepentimiento'.
Brutal...